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El entrenamiento de resistencia produce adaptaciones tanto a nivel celular como sistémico que permiten rendir a una determinada intensidad con un menor estrés fisiológico. Es decir, si al principio de la temporada cuando voy a una velocidad de 4 min/km mi frecuencia cardiaca es de 165 pulsaciones por minuto y mi concentración de lactato es de 2,5 mmol, tras un periodo (exitoso) de entrenamiento a esa misma velocidad, tanto mis pulsaciones como mi concentración de lactato deberían ser menores. Esta mejora de la eficiencia del organismo lleva asociada una serie de adaptaciones inducidas por el entrenamiento aeróbico:

  • Biogénesis mitocondrial y aumento de la actividad enzimática de las mitocondrias, lo que se traduce en un incremento de la energía obtenida a partir de las grasas, disminuyendo el metabolismo de los hidratos de carbono y la producción de lactato a intensidades sub-máximas
  • Mejora del equilibrio ácido-base.
  • Incremento del consumo máximo de oxígeno (VO2max).

Estas adaptaciones vienen determinadas en gran medida por el volumen y la intensidad del entrenamiento. Por ello, estrategias que permitan modular la carga de trabajo podrían afectar a la respuesta adaptativa del mismo (ya sea positiva o negativamente). En este caso, una reciente revisión llevada a cabo por Rothschild y Bishop (Rothschild & Bishop, 2019) tuvo como objetivo estudiar el impacto de la suplementación en las adaptaciones al entrenamiento de resistencia. Por ejemplo, el bicarbonato de sodio y la β-alanina podrían aumentar las adaptaciones mejorando la capacidad tampón (alteración de los niveles de pH), permitiendo una mayor intensidad de entrenamiento. De igual manera, tanto la cafeína como la creatina han demostrado tener potencial para producir mejoras, al igual que la suplementación con nitrato (en forma de zumo de remolacha), permitiendo una mayor adaptación de las fibras tipo II del músculo al entrenamiento. Por el contrario, el uso de antioxidantes como la Vitamina C pueden disminuir las adaptaciones, ya que atenúan la respuesta del organismo ante estímulos estresores propios del ejercicio que son necesarios para producir mejoras como, por ejemplo, en la remodelación muscular.

Por ello, una correcta estrategia de suplementación podría modificar la respuesta adaptativa al entrenamiento, en gran medida al permitir mayores intensidades durante el mismo. Hay que tener claro que estas adaptaciones nunca se producirán si la estructura del entrenamiento y los estímulos del mismo (volumen e intensidad) no son los adecuados. La suplementación puede ser “la guinda” a una correcta planificación, pero nunca la base sobre la que crecer como deportista.

REFERENCIA

Rothschild, J. A., & Bishop, D. J. (2019). Effects of Dietary Supplements on Adaptations to Endurance Training. Sports Medicine (Auckland, N.Z.). //doi.org/10.1007/s40279-019-01185-8

 

 

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