Las cifras de niños con sobrepeso y obesidad siguen creciendo de manera alarmante día tras día y lo que es peor, sin visos de detenerse. Por ejemplo, en los países occidentales, la prevalencia de obesidad en niños y adolescentes (entre 2 y 19 años) ha pasado de un 17% y un 16% en 1980 al 24% y 23% actual en niños y niñas, respectivamente (1). No en vano, la Organización Mundial de la Salud (2) asegura que la obesidad infantil es considerada como uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI, alcanzando proporciones epidémicas a nivel mundial. Además, la obesidad infantil no es un problema que se refleje únicamente en esa etapa de la vida, sino que las consecuencias negativas inherentes al exceso de peso durante la infancia y la adolescencia van a tener un gran impacto sobre la salud futura. En este sentido, el sobrepeso y la obesidad durante las primeras etapas de la vida se asocia con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y metabólicas en la edad adulta. Por lo tanto, tener obesidad durante la infancia y la adolescencia es un factor de riesgo para la morbilidad futura.
Una deficiente alimentación y un estilo de vida basado en hábitos sedentarios son las principales razones de esta pandemia de obesidad infantil que estamos sufriendo a nivel global. Cada vez más, se impone el uso de las nuevas tecnologías (tablets y smartphones principalmente) entre los más jóvenes con el consiguiente incremento del tiempo que pasan sentados delante de una pantalla móvil. Así, el Estudio Anibes que analizó los hábitos sedentarios de niños y adolescentes españoles de entre 9 y 17 años, coordinado por la Fundación Española de la Nutrición (http://www.fen.org.es/), concluyó que el 49% de los participantes pasó más de dos horas al día de lunes a viernes delante de una pantalla, mientras que el porcentaje subió hasta el 84% los fines de semana (3).
Por otro lado, una reciente revisión sistemática con meta-análisis evaluó el efecto de los hábitos sedentarios (ver la televisión, el uso de una pantalla móvil o utilizar el ordenador) sobre diversos indicadores de salud cardiometabólica, encontrando que existe evidencia sólida de una relación con el sobrepeso y la obesidad e inversa con la condición física y el colesterol-HDL (4). Al analizar individualmente los diferentes hábitos sedentarios, hallaron que pasar tiempo delante de una pantalla móvil se asoció con un mayor índice de masa corporal y el ver la televisión con mayor índice de sobrepeso/obesidad, mientras que el utilizar el ordenador no se relacionó con ninguno de los indicadores analizados.
En otro estudio meta-analítico que incluyó a más de 106.000 niños, los autores concluyeron que existe una relación dosis-respuesta entre estar sentado viendo la televisión y el exceso de peso en la infancia, es decir, a mayor tiempo delante de la televisión más riesgo de obesidad, incrementándose el riesgo hasta en un 13% por cada hora al día que pasan viendo la televisión (5).
Sin embargo, el uso excesivo de pantallas móviles entre los más pequeños conlleva no solamente que se muevan menos de lo recomendado con el consiguiente riesgo de incremento de peso, sino que además puede afectar a la calidad y cantidad del sueño. El sueño, que juega un papel fundamental en la salud y el desarrollo de los niños, especialmente en los primeros años de vida, se ha visto afectado con la llegada de dispositivos móviles como los smartphones o tablets y ahora es común ver a los niños utilizar estos dispositivos en la propia cama antes de dormir, perjudicando con ello su descanso. Los datos obtenidos en el estudio PASOS de la Gasol Foundation (https://www.gasolfoundation.org/es/estudio-pasos/) muestran que el 41% de niños y adolescentes españoles incumple las recomendaciones de horas de sueño entre semana, aumentando el porcentaje hasta el 48% cuando llega el fin de semana. Una reciente revisión sistemática analizó la asociación entre el tiempo de exposición a pantallas móviles -ordenador, teléfonos móviles y/o tablets– y diferentes variables relacionadas con la cantidad y calidad del sueño en niños y adolescentes de entre 5 y 17 años (6). La mayoría de estudios (75-94%) encontraron una asociación significativa entre el uso de estas pantallas y una menor duración y calidad del sueño. Por ejemplo, los niños y adolescentes que utilizaban internet antes de acostarse dormían 51 minutos menos, los que jugaban a videojuegos 28 minutos menos, y los que miraban el móvil antes de dormir veían su tiempo de sueño reducido en 21-45 minutos.
En definitiva, observamos cómo el exceso de peso no es solo problemático en la edad adulta, mostrando estos resultados la relevancia de evitar el sobrepeso desde la más temprana edad. Para ello, parece evidente la necesidad de evitar conductas sedentarias, entre las que se encontrarían el uso desmesurado de dispositivos con pantallas móviles (ordenadores, tablets, smartphones), que además van a afectar a su sueño y descanso, poniendo en riesgo su rendimiento físico, emocional e intelectual. Por último, hemos de ser conscientes de que el tiempo que los menores dedican al uso de pantallas móviles es tiempo que van a estar al desarrollo de habilidades motoras, sociales o cognitivas.
REFERENCIAS:
- Ng M, Fleming T, Robinson M, Thomson B, Graetz N, Margono C, et al. (2014). Global, regional, and national prevalence of overweight and obesity in children and adults during 1980–2013: a systematic analysis for the global burden of disease study 2013. Lancet, 384,766–781.
- Organización Mundial de la Salud (2018). Sobrepeso y obesidad infantiles. Obtenido el 12 de febrero de 2020, de https://www.who.int/dietphysicalactivity/childhood/es/
- Mielgo-Ayuso J, Aparicio-Ugarriza R, Castillo A, Ruiz E, Avila JM, Aranceta-Bartrina J, et al. (2017). Sedentary behavior among Spanish children and adolescents: findings from the ANIBES study. BMC Public Health, 17, 94.
- van Ekris E, Altenburg TM, Singh AS, Proper KI, Heymans MW, & Chinapaw MJ. (2016). An evidence‐update on the prospective relationship between childhood sedentary behaviour and biomedical health indicators: a systematic review and meta‐analysis. Obesity reviews, 17, 833-849.
- Zhang G, Wu L, Zhou L, Lu W, & Mao C. (2016). Television watching and risk of childhood obesity: a meta-analysis. The European Journal of Public Health, 26, 13-18.
- Hale L, & Guan S. (2015). Screen time and sleep among school-aged children and adolescents: a systematic literature review. Sleep Medicine Reviews, 21, 50-58.
AUTOR
Javier S. Morales
Docente e Investigador en oncología pediátrica y ejercicio.
Web: www.fissac.com