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La vitamina D es un compuesto orgánico presente en los alimentos pero que podemos satisfacer nuestros requerimientos a través de la exposición al sol.

La concentración sérica de 25(OH)D (vitamina D en sangre) es el mejor parámetro para determinar nuestros niveles de vitamina D, pero estos niveles también están condicionados por otros parámetros como la hormona paratiroidea (PTH) y las concentraciones sanguíneas de calcio y fósforo. (1)

Es por todo el mundo conocido que un nivel adecuado de vitamina D es necesario para mantener una adecuada salud ósea y esquelética.

En los últimos años se ha descubierto que tiene otros roles de gran importancia sobre el sistema inmunológico, la inflamación y rendimiento deportivo (2).

Por lo tanto, su deficiencia puede llevar a más complicaciones patológicas no sólo de índole osteoarticulares, si no también cardiometabólicas, inflamatorias, etc. (3).

Entre sus funciones:

  • Actúa como interruptor de la expresión genética: Una concentración adecuada de vitamina D en sangre es necesaria para optimizar la función genómica (4). Esto lo hace importante para la salud, entrenamiento y rendimiento
  • Mejora la expresión de genes relacionados con el metabolismo del calcio, relacionado entonces con la densidad mineral ósea (DMO). Esto es muy importante para la prevención de lesiones óseas en poblaciones deportistas, como en este caso, los futbolistas.
  • Pueden influir, a nivel del músculo esquelético, en la expresión de genes que intervienen en el crecimiento muscular y la diferenciación de fibras rápidas (5; 6).Otras investigaciones, con evidencia más limitada, han visto que podría perjudicar directamente a la fuerza muscular.
  • Otras de las funciones reconocidas en los últimos años tiene que ver con el sistema inmunológico.
    Puede estar relacionado con la inmunidad innata en el tracto respiratorio, encargada de la secreción de monocitos, macrófagos y células epiteliales en dicha zona. Además, de mejorar la susceptibilidad a una depresión de la inmunidad innata debido a un entrenamiento intenso prolongado.
    Respecto a la inflamación, podría ayudar a controlar la misma mediante la producción de citoquinas anti-infamatorias.
    En deportistas, la prevalencia de la deficiencia e insuficiencia varía en función de la temporada, lugar de entrenamiento, deporte y color de piel (1).
    En futbolistas profesionales también se ha visto deficiencias de vitamina D en los meses de invierno (7; 8) ya que no hay una buena radiación ultravioleta con una longitud de onda adecuada.

Por lo tanto, se suele utilizar suplementación en vitamina D3 en estos meses.

Dosis de 5000 IU parece ser seguras y adecuadas para restablecer los niveles de 25 [OH] D en 6 semanas (8).

De esta manera, las recomendaciones, para que las adaptaciones al entrenamiento se produzcan de una manera correcta, son las de establecer una suplementación que corrija las posibles deficiencias durante esta época invernal, donde la exposición al sol es menor (9).

Hay que tener en cuenta que la vitamina D, es una vitamina liposoluble, y por lo tanto se acumula en el organismo, por lo que hay que tener en cuenta la posible toxicidad en aquellas personas, que tiene niveles basales altos, se les suplemente con dosis altas.

¿Y por qué no vale con la alimentación?

La vitamina D se encuentra en pocos alimentos. Tanto en alimentos de origen animal (D3), como de origen vegetal (D2) tiene una absorción, alrededor del 50% (biodisponibilidad) al juntarse con otras grasas de la dieta. Por lo que su absorción mejora con comidas más altas en grasa (10) y puede estar limitada en aquellos regímenes más bajos en grasa o cuando se tiene una malabsorción intestinal. Todo esto propicia que se tenga en cuenta la suplementación en dicha vitamina para remontar los niveles en sangre bajos.

La suplementación con 5000 IU parece segura y efectiva para restablecer los niveles de 25 [OH] D, sobre todo en épocas invernales. Aun así, debe primar el principio de individualización, es decir, estudiar cada caso por parte del cuerpo médico del equipo, para poder actuar de la mejor manera posible con cada futbolista (9).

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Larson-Meyer, D.E. (2010). The importance of vitamin D in athletes. Sports Science Exchange (2015) Vol. 28, No. 148, 1-6
  2. Larson-Meyer, D.E., and K.S. Willis (2010). Vitamin D and athletes. Curr. Sports Med. Rep. 9:220-226.
  3. Holick, M.F. (2007). Vitamin D deficiency. N. Engl. J. Med. 357:266-281.
  4. Hossein-nezhad, A., and M.F. Holick (2013). Vitamin D for health: a global perspective. Mayo Clin. Proc. 88:720-755.
  5. Barker, T., T.B. Martins, H.R. Hill, C.R. Kjeldsberg, R.H. Trawick, L.K. Weaver, and M.G. Traber (2011). Low Vitamin D impairs strength recovery after anterior cruciate ligament surgery. JEBCAM 16:201-209.
  6. Girgis, C.M., R.J. Clifton-Bligh, M.W. Hamrick, M.F. Holick, and J.E. Gunton (2013). The roles of vitamin D in skeletal muscle: form, function, and metabolism. Endocrin. Rev. 34:33-83.
  7. Morton, J.P., Iqbal, Z., Burgess, D., Drust, B., Close, G.L. and Brukner, P.D. (2012). Seasonal variation in vitamin D status of professional soccer players of the English Premier League. Physiol. Nutr. Metab. 37: 798-802.
  8. Close, G.L., J.Russell, J.N.Cobley, D.J.Owens, G.Wilson, W.Gregson, W.D.Fraser and J.P.Morton (2013a). Assessment of vitamin D concentration in non-supplemented professional athletes and healthy adults during the winter months in the UK: implications for skeletal muscle function. Sports. Sci 31: 344-353.
  9. Morton, J.P. (2014). Supplements for Consideration in Football. Sport Science Exchange 27 (130): 1-8
  10. Raimundo, F.V., G.A. Faulhaber, P.K. Menegatti, S. Marques Lda, and T.W. Furlanetto (2011). Effect of high- versus low-fat meal on serum 25-hydroxyvitamin D levels after a single oral dose of vitamin D: A single-blind, parallel, randomized trial. Int. J. Endocrinol. 809069.

AUTOR:

Fernando García Oliveri

Dietista-Nutricionista deportivo del Real Valladolid Club de Fútbol S.A.D

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